sábado, 20 de diciembre de 2008

Sajonia y Praga con Luis & Albert (24.10-02.11)

Y de pronto un día... mi papá llegó a Alemania! 

Pasamos un poco de estrés al principio porque lo hice viajar tan económicamente como viajo yo... y cuando se viaja así no hay nada 100% seguro. En fin.. no voy a entrar en detalles escabrosos....



Juntos conocimos las maravillosas montañas de "la sajonia suisa" (die sächsische Schweiz). Palabras de mi papá: "Cuando era chico y habían esos calendarios con fotos de paisajes, uno pensaba que eran de mentira, pero no, esas fotos era de lugares como acá". 





En realidad casi lo mato de un infarto porque fue más de una hora de caminata en subida. 






La vista y una cervecita en la cima fue suficiente recompensa. 



Otro día hicimos una visita, obligada para los amantes de la porcelana, a la ciudad de Meissen, donde se encuentra la primera fábrica de porcelana de Europa y queda a sólo una hora en tren de Dresden. El pueblito es simpático y en la región se encuentran las bodegas más nórdicas del mundo. También visitamos uno de los tantos castillitos que hay en este continente. Ya van perdiendo la gracia aunque siempre es una buena excusa para ir a tomarse unos matecitos en un lindo lugar.




Durante la semana yo tengo mis responsabilidades en Dresden así es que no me pude ir a Berlin pero nos encontramos con Luisito y Albertito en Praga! 



Allí nos hospedó la gran e infinitamente hospitalaria Filipa, una portuguesa que llegó a Praga a hacer un voluntariado hace casi dos años y no pudo irse. Así como muchísimos extranjeros que han elegido vivir un tiempo en esta ciudad tan increíble a pesar del complicadísimo idioma. Tiene un ambiente bohemio enamorante (fuera de las zonas abarrotadas de turistas que arruinan todo) lleno de cafés literarios y casas de té y narguile, bares y pubs asombrosos que me hizo descubrir Fili.



La ciudad también tiene uno de los íconos modernos del deconstructivismo

Estas no las copié de Wikipedia


La pasamos genial

El metro de Prag

Gracias a Filipa, nuestra "guía" (amiga), más bien nocturna,  Praga quedó como mi ciudad favorita... a la par de Viena.


Semana de locura: Londres (8-11.10)

Después de escribir a unas 40 personas de hospitality club (todos mails personales) conseguí una respuesta positiva de la ex-novia argentina de un inglés al que le escribí y que estaba en África pero igual me respondió muy amablemente y me dió el contacto de Lorena. Pero estaba anocheciendo y todavía no sabía su dirección ni su teléfono.


Así es que me fui a dar una vuelta y me encontré con las primeras imágenes de la impresionante Londres.

La Westminster Abbey en un día despejado (como todos los que me tocaron)




El Parlamento



El Parlamento con el Big Ben de fondo

En su “cozy” casa me di un relajante baño de inmersión a la luz de las velas, comí delicioso y además me prestaron una bici en la que me recorrí prácticamente todo Londres.

Aquí mi compañera en el London Bridge.


Me quedaron muchísimas impresiones de esta ciudad terriblemente cosmopolita. Es imponente, está llena de cultura (los museos son gratis), es grande y ruidosa, está llena de historia.

Here since 606...


Es rica... En el centro económico se me vino inmediatamente el pensamiento “malditos ladrones” y sentí un pequeño escozor por su bien ganada reputación de piratas...


Y está llena grandes espacios verdes


El parque “Regent Park”



Los portones del parque General San Martin versión reina Isabel.


Para terminar: 

Los recuerdos de mi última noche en bares y pubs, y una fiesta de los 80's y 90's

sábado, 13 de diciembre de 2008

Semana de locura: Regreso de Cracovia + Leipzig (7 y 12.10)

El último día en Cracovia fue bastante anecdótico. Habíamos viajado en negro todo los días, siguiendo el consejo de Krzyzstof que dijo que como turistas no nos podían hacer nada. Estuvimos siempre tranquilos hasta nuestro último viaje en bus en los que Germán y yo tuvimos un extraño presentimiento aunque ninguno dijo nada. Como era de esperar, fuimos controlados. 

Le dije a Germán que nos hicieramos los boludos y que hablaramos en español y en inglés como el culo y que ni en pedo mostrara su pasaporte italiano. De hecho cuando el inspector vió la credencial del "German" se pensó que eramos alemanes hasta que le mostré mi pasaporte Argentino. La multa era de unos € 30 cada uno, luego nos quiso cobrar una sola y después de 10 minutos de una sin sentido y escueta comunicación: "No money, no money, student, Argentina, no card, no, no" y le mostramos nuestras últimas monedas. 
El tipo dijo algo en polaco que entendimos porque cuando te piden coima es igual en todos lados. Como quien no quiere la cosa, puso su mano palma para arriba en su panzota y no nos quedó otra que entregar nuestro último dinero, unos 2 o 3 euros... nos salió muy barato! 
Luego encontramos un billete en un bolsillo con lo que nos comimos algo mientras no podíamos parar de reir de la absurda situación.

En el tren nocturno de regreso a Dresden viajé con 2 hombres y con dos jovenes, uno venía de una misión militar en Afganistán y el otro iba a comenzar el servicio militar. 3 de ellos traían cerveza y el futuro militar traía vodka de excelente calidad. Sólo uno hablaba un poco de inglés pero todos me ofrecieron algo de tomar y al poco tiempo, entre encendidas discusiones en polaco, me emborracharon completamente. En una parada del tren entró un hombre bastante bizarro que, muy oportunamente, nos vendió cervezas que traía escondida entre su sobretodo. 

Finalmente me quedé dormido y casi pierdo mi combinación. Por suerte me desperté y llegué justo a tiempo a Dresden para cargar ropa limpia y partir en auto a Leipzig, ciudad de donde salía mi vuelo a Londres. Ese viaje lo había planeado mucho antes que el de Cracovia, ya que no me había podido resistir a la oferta de Ryanair Leipzig-Londres € 20 ida y vuelta impuestos incluidos, aunque sin equipaje más que el de mano.

Leipzig es otra ciudad de Sajonia tan grande como Dresden, más de medio millón de habitantes, y queda a sólo 1 hora en auto. Además ahí viven los gRRRRandes alemanes Marcus y la queridísima Julia, tan sarcástica como perspicaz. Ella fue mi guía de lujo y me explicó que frente a esta iglesia comenzó la revolución del 89, contra el régimen comunista de la DDR, con una espontánea y masiva manifestación del pueblo. La cual no fue reprimida, se expandió por todas las grandes ciudades de la Alemania oriental y finalmente terminó con la caída del muro y la reunificación de las Alemanias. 



El día que volví de Londres lo pasamos más relajados en uno de los lagos con playa (!) que están a sólo 30 minutos en bicicleta del centro de Leipzig. 


Estos pequeños lagos eran pozos mineros que fueron impermeabilizados y rellenados con agua.